DE QUE COLOR TENDRÁ MI BEBE LOS OJOS?
¿Por qué su color es diferente al que tenían cuando tu hijo nació? ¿En qué mes de vida se fijará el tono definitivo? ¿Es posible que sean azules si tanto tú como tu pareja los tenéis oscuros?Es difícil definir exactamente la pigmentación de los ojos de los recién nacidos, pero por lo general en sus primeros días de vida estos tienen un tono grisáceo.
Los ojos, que no son más que dos órganos que tienen como misión captar información del exterior para decirnos qué tenemos delante, son a la vez el lugar donde más miran el resto de personas cuando se dirigen a uno y, quizás por eso, su color ha ido adquiriendo importancia para algunas personas. Los hay marrones, que son la mayoría, los hay azules, que evocan poesías relacionadas con el mar y las ganas de perderse en ellos y los hay verdes, poco frecuentes, pero muy llamativos por eso mismo.
En realidad hay más colores, muchos más, pero si fuéramos a lo básico los resumiríamos en esos tres colores, y muchos padres se preguntan de qué color serán los ojos de su bebé. Es muy difícil saberlo, porque bolas de cristal que funcionen aún no hay en los supermercados, pero sí es posible saber las probabilidades de que nuestro hijo tenga los ojos azules, marrones o verdes, y para ello os mostramos a continuación herramientas online que nos darán esa información.
Hay calculadoras online que nos preguntan cuál es nuestro color de ojos y cuál es el color de ojos de nuestra pareja. Son calculadoras muy básicas y fáciles y por eso no os enlazo a ninguna de ellas. A cambio, os pongo directamente una tabla que nos dice exactamente lo mismo que esas calculadoras: las probabilidades de que nuestros hijos tengan los ojos de uno u otro color en base al color de ojos nuestro y de nuestra pareja.
Un factor determinante en el color de ojos definitivo del bebé será la herencia genética transmitida por los papás. Por ejemplo, los ojos azules se deben a un gen recesivo –es decir no dominante– y los ojos oscuros a un gen dominante. Estos últimos predominan.
Conforme el niño vaya creciendo y sus ojos se expongan a la luz del sol, los melanocitos incrementarán su actividad e irán pigmentando el iris hasta que éste alcance su tono definitivo, algo que ocurrirá a los 6 meses de edad, aproximadamente. Y será en ese momento cuando se haga patente la influencia de la herencia genética.
Algunos trastornos oculares
Existe una condición llamada leucocoria, la que se determina por un color blanco de la pupila, y que podría deberse a cataratas congénitas o a un tumor en la retina (retinoblastoma).
Otros trastornos pueden generar fenómenos poco comunes en la pigmentación de los ojos. Es el caso de procesos inflamatorios crónicos como la uveítis, que hace que un ojo tenga un color distinto al otro. También puede aparecer un lunar en el iris que, en ojos claros, altera la percepción del color, dando la impresión de distintos colores en los ojos. Lo mismo podría suceder si el ojo sufre un traumatismo muscular, ya que el iris podría contraerse hasta dejar la pupila dilatada permanentemente. En ese caso, un ojo sería negro y el otro más claro.
¿Es peligroso que el bebé se exponga al flash?
No. Si bien la exposición a cámaras fotográficas puede molestarlo, no implica un peligro para la vista del recién nacido ni altera la pigmentación de sus ojos.
Y yendo más allá, en el fondo, ¿para qué sirve tener los ojos de uno u otro color? Pues eso, para nada. Los ojos más raros de color llaman más la atención, pero el color de ojos es como el del pelo, nos toca y punto, y eso no nos define en ningún sentido. Lo importante al fin y al cabo es que los niños vengan sanos y que sean, al final, buenas personas. Y eso ya no depende tanto de lo que les traspasemos con nuestros genes, sino de lo que les traspasemos ya en vida, en el día a día.