Que hacer cuando mi bebe no come.
¿Tu hijo no come? Los pediatras y los psicólogos recomiendan no dejarse llevar por el miedo a que el niño no coma suficiente. El niño está dotado del instinto de supervivencia y, si se le ofrece leche y alimentos sólidos que pueda comer, nunca estará desnutrido.
Muchos padres atribuyen la pelea en la mesa a la falta de apetito de su niño. Los adultos se angustian porque no come como antes, deja el alimento servido e, incluso, llora o se irrita porque los adultos tienden a obligarlo.
Sin embargo, en un momento de la vida no hay motivos para alarmarse. La inapetencia es una etapa que aparece alrededor del año y medio del niño, y se genera por un proceso en el desarrollo normal de este, pues “está asociado a la exploración del mundo y el alimento no es tan importante para él en todo ese proceso.
Si se muestra vivaz y activo, no hay motivo para preocuparse, aunque se salte alguna comida o no se acabe todo lo que hay en el plato: el pequeño toma lo que su organismo necesita en función de su constitución.
Te ofrecemos algunas sugerencias para evitar que la falta de apetito se transforme en una inapetencia crónica:
- Habituarle a probarlo todo para poder decidir si le gusta o no es lo mejor. Pero, no hay que presentar la comida como un deber, sino como un descubrimiento, dejándole libertad también para expresar su rechazo. La comida tiene que ser un momento de placer y no una ocasión de tensión.
- Inducir al niño a que coma más de lo que necesita puede provocar, en su delicado sistema de regulación del apetito, alteraciones que, en el futuro, pueden transformarse en desórdenes alimentarios. Por lo tanto, antes de servir la comida, pregúntale qué cantidad quiere. Si se trata de una pequeña ración y se la termina, pregúntale si quiere más. Tendrá la satisfacción de repetir.
- “Si te lo comes todo, te doy un caramelo”. De esta manera, el dulce es el premio y no el alimento bueno, que representa para él una obligación. Además, este tipo de intercambio no logra su objetivo. Una investigación ha demostrado que, alentados por la posibilidad de conseguir un caramelo, sólo tres de cada 12 se dejan convencer, mientras que los otros nueve refuerzan su antipatía por el alimento.
- En la mesa, la atención que se dedica a la comida no debe concentrarse en cuánto y cómo come el niño, sino en apreciar el alimento, en degustarlo y en transmitir al niño entusiasmo e interés. Por lo tanto, durante la comida, no utilices juegos y cuentos para distraerle e introducirle un bocado en la boca, cogiéndole por sorpresa. Debes hacer qué el participe.
Muchos niños empiezan a comer más hacia los cinco o siete años, cuando aumenta su tamaño corporal. Sin embargo, la cantidad de alimento que cada persona necesita es muy variable, y algunos niños comen mucho más o mucho menos que sus compañeros de la misma edad y tamaño.
Por otra parte, las expectativas de los padres pueden ser también muy distintas y mientras algunas madres se conformarían con que su hijo se acabase el plato de espaguetis, otras esperan que después de los espaguetis se coma también un filete con patatas, una manzana y un yogur. Por este motivo, es importante respetar la sabiduría natural de los niños frente a sus necesidades fisiológicas.
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