logo lua-balua

logo lua-balua

viernes, 18 de marzo de 2016



          


         DE QUE COLOR TENDRÁ MI BEBE LOS OJOS?


                   

  

¿Por qué su color es diferente al que tenían cuando tu hijo nació? ¿En qué mes de vida se fijará el tono definitivo? ¿Es posible que sean azules si tanto tú como tu pareja los tenéis oscuros?Es difícil definir exactamente la pigmentación de los ojos de los recién nacidos, pero por lo general en sus primeros días de vida estos tienen un tono grisáceo.





                    




Los ojos, que no son más que dos órganos que tienen como misión captar información del exterior para decirnos qué tenemos delante, son a la vez el lugar donde más miran el resto de personas cuando se dirigen a uno y, quizás por eso, su color ha ido adquiriendo importancia para algunas personas. Los hay marrones, que son la mayoría, los hay azules, que evocan poesías relacionadas con el mar y las ganas de perderse en ellos y los hay verdes, poco frecuentes, pero muy llamativos por eso mismo.

En realidad hay más colores, muchos más, pero si fuéramos a lo básico los resumiríamos en esos tres colores, y muchos padres se preguntan de qué color serán los ojos de su bebé. Es muy difícil saberlo, porque bolas de cristal que funcionen aún no hay en los supermercados, pero sí es posible saber las probabilidades de que nuestro hijo tenga los ojos azules, marrones o verdes, y para ello os mostramos a continuación herramientas online que nos darán esa información.





   



Hay calculadoras online que nos preguntan cuál es nuestro color de ojos y cuál es el color de ojos de nuestra pareja. Son calculadoras muy básicas y fáciles y por eso no os enlazo a ninguna de ellas. A cambio, os pongo directamente una tabla que nos dice exactamente lo mismo que esas calculadoras: las probabilidades de que nuestros hijos tengan los ojos de uno u otro color en base al color de ojos nuestro y de nuestra pareja.





                          Color de los ojos



Un factor determinante en el color de ojos definitivo del bebé será la herencia genética transmitida por los papás. Por ejemplo, los ojos azules se deben a un gen recesivo –es decir no dominante– y los ojos oscuros a un gen dominante. Estos últimos predominan.

Conforme el niño vaya creciendo y sus ojos se expongan a la luz del sol, los melanocitos incrementarán su actividad e irán pigmentando el iris hasta que éste alcance su tono definitivo, algo que ocurrirá a los 6 meses de edad, aproximadamente. Y será en ese momento cuando se haga patente la influencia de la herencia genética.


Algunos trastornos oculares




              



Existe una condición llamada leucocoria, la que se determina por un color blanco de la pupila, y que podría deberse a cataratas congénitas o a un tumor en la retina (retinoblastoma).

Otros trastornos pueden generar fenómenos poco comunes en la pigmentación de los ojos. Es el caso de procesos inflamatorios crónicos como la uveítis, que hace que un ojo tenga un color distinto al otro. También puede aparecer un lunar en el iris que, en ojos claros, altera la percepción del color, dando la impresión de distintos colores en los ojos. Lo mismo podría suceder si el ojo sufre un traumatismo muscular, ya que el iris podría contraerse hasta dejar la pupila dilatada permanentemente. En ese caso, un ojo sería negro y el otro más claro.


¿Es peligroso que el bebé se exponga al flash?



No. Si bien la exposición a cámaras fotográficas puede molestarlo, no implica un peligro para la vista del recién nacido ni altera la pigmentación de sus ojos.



Y yendo más allá, en el fondo, ¿para qué sirve tener los ojos de uno u otro color? Pues eso, para nada. Los ojos más raros de color llaman más la atención, pero el color de ojos es como el del pelo, nos toca y punto, y eso no nos define en ningún sentido. Lo importante al fin y al cabo es que los niños vengan sanos y que sean, al final, buenas personas. Y eso ya no depende tanto de lo que les traspasemos con nuestros genes, sino de lo que les traspasemos ya en vida, en el día a día.

jueves, 17 de marzo de 2016



                     



                     SER MAMÁ TE HACE CAMBIAR . 

              CONOCE CUALES SON ESOS CAMBIOS.


                                           


Cuando nace un hijo no solo cambió tu vida, también una parte de tí. Adquieres habilidades que nunca habías tenido y tus prioridades y tu visión del mundo se transforman. ¿Sientes lo mismo ?



Primeros cambios en la maternidad


La primera vez que te das cuenta de que la maternidad iba a tener efectos irreversibles sobre tí (no en tu vida profesional o en tu cuerpo, sino en tu manera de ser y estar en el mundo)es cuando  te encuentras en el paritorio.

El dolor de las contracciones y la preocupación acerca de la salud del bebé que estas a punto de ver por primera vez no impiden que te sientas llena de energía, muy feliz y extrañamente todopoderosa.

Te sorprenderá no experimentar miedo ni ansiedad, emociones que te han acompañado durante gran parte de tu vida adulta y que habían desaparecido por completo durante la gestación.

Mi cerebro, mi hijo y yo


                              


Algunos estudios dicen que el cerebro de la madre disminuye durante el embarazo.

No os alarméis ni penséis que son oscuras teorías de viejos neurólogos del sexo masculino: las mismas tesis aseguran que a los seis meses de dar a luz el cerebro ya habrá recuperado su tamaño.Más aún: la madre tendrá mayor capacidad de concentración, será más inteligente y podrá amar mejor.

Parece ser que esta disminución transitoria de volumen ayuda a la reestructuración del encéfalo y aumenta las conexiones neuronales en ciertas áreas, especialmente las que se ocupan de la memoria emocional.



Áreas de protección y de eficiencia



La neuropsiquiatra Louan Brizendine, una de las mayores expertas en las diferencias cerebrales de hombres y mujeres, lo explica muy bien:

 “Es un fenómeno relacionado con la secreción de hormonas que regulan los vínculos afectivos, cuyo efecto más sorprendente es el gran desarrollo del área de protección y de eficiencia”.

Es cierto que desde que soy madre me siento más eficaz y fuerte, más valiente y resistente, y también más sensible al dolor de los demás. Quizá porque tener un hijo no solo crea un vínculo con él, también un hilo que te une al futuro y te compromete con el mundo en el que ese niño ha de vivir.



                                    


Siempre alerta

Todas las madres reconocerán estas experiencias: despertarse ante el más ligero movimiento de su bebé, reconocer su llanto entre otros con los ojos cerrados, saber solo con mirarle que algo va mal o confirmar con un roce que se está poniendo enfermo.


Super poderes de madre

Esa sensación de que de repente has adquirido super poderes o un sexto sentido tiene una explicación biológica. 
Cuando una madre toca a su bebé y éste la toca a ella, recibe información muy sutil, pero muy poderosa, sobre cómo es su pequeño, qué siente y cómo es su relación con él. Esto tiene un efecto a nivel cerebral y establece un vínculo especial entre la madre y el hijo.



                                        


Muchas cosas a la vez

¿Os suena? Trabajes o no fuera del hogar, tienes que hacer multitud de cosas y todas a la vez, establecer prioridades, ser más eficaz y resolutiva y tomar decisiones en décimas de segundo.

¿Quién dijo miedo?



¿Cuál es el secreto de poder atender a todo y no estar loca? Además de sacrificar el tiempo que antes te dedicabas a ti misma.

Cualquier madre es consciente del estrés que genera un recién nacido que necesita comer a menudo y que suele despertarse constantemente durante la noche.

                             

Una mujer puede perder hasta 700 horas de sueño durante el primer año de vida de su hijo. Esta falta de descanso, sin el respaldo de un cerebro preparado para combatirlo, afectaría negativamente a su salud y a su capacidad de afrontar el día a día.

Afortunadamente, las neuronas que se encargan de la producción de la hormona oxitocina se reestructuran literalmente durante el parto y la lactancia. Y sus efectos pueden ser permanentes y proteger a la madre durante toda su vida.

Más valor y menos ansiedad



Además, un reciente estudio de la Universidad de Bonn (Alemania) confirma que gracias a la prolactina, que funciona a nivel cerebral como neurotransmisor, las madres son más valientes. En las que dan el pecho, por ejemplo, el nivel de esta hormona en sangre es hasta ocho veces superior al habitual.

La mayor parte de las hembras de los mamíferos son capaces de enfrentarse a animales mucho más grandes y fuertes, ofreciéndose como señuelos para despistar al depredador. También son capaces de arriesgarse más en la búsqueda de alimento para sus retoños. La causa es la reducción de la amígdala, la responsable de las reacciones de huída-lucha, que disminuye la respuesta al peligro.





Dosis extra de empatía



Unidas a la eficiencia organizativa y a la protección natural antiestrés, la capacidad de relativizar y la empatía también se intensifican con la maternidad. Para las madres es más fácil ponerse en el lugar del otro porque en su vida hay “otro” que forma parte esencial de su ser.

Para proteger a ese niño que aún no sabe expresarse, tienes que intuir cómo se siente y qué necesidades tiene. Por este motivo, , la maternidad fomenta las habilidades para el lenguaje no verbal, algo que parece muy razonable con bebés que no van a ser capaces de hablar hasta pasado un tiempo.

De repente adquieres una mayor habilidad para observar los sentimientos y emociones propios y ajenos, distinguir entre ellos y usar esa información para modificar sobre la marcha tus pensamientos y tus actos.



                   



Aumenta nuestra inteligencia


 La maternidad mejora la memoria espacial (de ahí que las madres siempre lo encuentren todo) y la rapidez a la hora de entender conceptos nuevos, lo que es de gran ayuda con los hijos, que experimentan muchos cambios en cortos periodos de tiempo.

Su vínculo con el mundo



Al convertirnos en madres nos transformamos no solo en la persona de la que depende la supervivencia de nuestro hijo, también en la que va a marcar la forma que tendrá de tratar con el mundo y con los demás.

Y para hacer bien esta tarea se necesitan super poderes.

                                     

                           

El cambio de los papás


El nacimiento de un hijo también cambia al padre. Su cerebro segrega mayores cantidades de estrógeno, oxitocina, prolactina y glucocorticoides, que contribuyen a la instauración de relaciones afectivas.El roce hace el cariño y 
es interesante observar que, cuanto más tiempo pasa el padre con su hijo, más aumentan sus capacidades afectivas.

                                 

lunes, 14 de marzo de 2016





 QUE COSITAS DEL BEBE DEBEMOS DE TENER EN CASA DE LOS  ABUELOS???



            



La función de los abuelos cada vez está más presente en el cuidado de los pequeños. Bien sea por motivos de trabajo, porque tengamos que hacer alguna gestión, porque queramos dedicarnos un tiempo a nuestra pareja o ¿por qué no? A nosotros mismos. Los abuelos por lo general son las primeras personas a las que vamos a recurrir.



COMO EQUIPAR LA CASA DE LOS ABUELOS.



Para ello es muy importante, tanto por su comodidad cómo por la nuestra, facilitarles algunos artículos que hagan que su función de cuidadores sea más eficaz para nuestro bebé, lo mismo que tú, necesitan unas herramientas básicas para atender las necesidades del niño. Preparar un equipo básico también en eficaz para vosotros evitando ir con la casa a cuestas cada vez que se vayan a quedar con el pequeñín.

Salir de casa con el bebé y su bolsa, ya es más que suficiente, tanto el peso cómo de preparación, por lo tanto manos a la obra y vamos a proporcionarte algunas ideas que te van a servir en casa de los abuelos.



        


A LA HORA DE DORMIR :

Una cuna de viaje te va a resultar muy cómodo. Algunos modelos además te van a servir de minicuna y cambiador al mismo tiempo y lo mejor de todo, plegada ocupa muy poco espacio. También la vas a utilizar cómo parque, además de llevarla contigo durante las vacaciones.

                     

A LA HORA DE LA COMIDA :

Biberones, Esterilizador de microondas (en caso de bebés), una vajilla y nunca   te olvides de la trona. Para que no tengas que llenar la casa de los abuelos, una opción muy socorrida son las tronas que se adaptan a las sillas de casa. Cómodas y fácil de transportar. Y que también te servirán a ti a la hora de salir a comer a cualquier restaurante . Son muy practicas , limpias y fáciles de trasportar e instalar.Además llevan un bolsillo para poder dejar los cubiertos del bebe y el babero  o sus juguetes preferidos.


                



Y A LA HORA DEL PASEO.....:

No lo dudes, dejar una silla de paseo ligera en casa de los abuelos evitarás tener que ir con el carrito de tu bebé de un lado para otro. Más ligero de llevar también para ellos. Prepara una silla que se tumbe, por si tu bebé tiene sueño y con una capota que le proteja del frío y del sol.



    




Todos ellos son artículos básicos que tu bebé va a necesitar durante 2 o 3 añitos, tenerlos disponibles sin la preocupación de que algo se te puede olvidar, te va a compensar.


visita nuestra pagina WWW.Lua-balua.com

viernes, 11 de marzo de 2016

              


               DEJAR LLORAR A LOS BEBES.SI O NO??


¿Dejarles llorar o no dejarles llorar? Esta es la gran pregunta cuando uno habla de sus hijos. Antiguamente, al hablar de bebés, era habitual que te dijeran que lo recomendable era dejarles llorar: "así sabrá que no puede tenerse todo en la vida", "así aprende a calmarse solo", "así aprende a dormir sin necesitar a sus padres", "así no se acostumbra a los brazos" o "así se le ensanchan los pulmones".


                  




De un tiempo a esta parte el discurso está cambiando y ahora se recomienda todo lo contrario, que no les dejemos llorar, que les atendamos, que les ayudemos a calmarse, que les demos contención, cariño, paz... para que tengan un correcto desarrollo y para que nos acostumbremos a ese tipo de cuidados, a atenderles, a crear ese vínculo que debe ser bidireccional, que el bebé quiera que le cuidemos y que nosotros queramos cuidarle (no hablamos de amor, los padres aman a sus hijos, pero muchos les dejan llorar porque les han dicho que es bueno, y se crea una ruptura entre la demanda de ayuda y la respuesta de los padres que no debería existir).

Ahora bien, cuando hablamos de niños más mayores, ¿qué pasa? Porque los niños más mayores también lloran, pero lo habitual entonces es evitar que lo hagan, censurarlos, decirles que dejen de llorar. ¿Y qué hago yo? Pues lo que he hecho siempre, ir al contrario del mundo, al parecer, porque yo, como padre, sí dejo llorar a mis hijos.


Bueno, no dejarles llorar sin hacer nada por ellos... no me refiero a eso. Hablo de permitir que expresen su malestar, su llanto, sus tristezas, sus problemas. Yo sí les dejo que lloren y muestren así sus sentimientos.

                                                  


A los bebés no hay que dejarles llorar




Por si hay algún equívoco, que nadie se eche las manos a la cabeza: a los bebés no hay que dejarles llorar. Con esto no quiero decir que pase algo si lloran, porque llorar lo van a hacer, pues es su único modo de comunicarse y pedir lo que necesitan. Lo que quiero decir es que si un bebé llora, hay que atenderle. Darle alimento, darle cariño, cambiarle el pañal, mirar si lo hemos abrigado demasiado o demasiado poco, ayudarle si le duele algo o se encuentra mal, etc. Ellos esperan que les atiendas y es lo que hay que hacer.

Mucha gente les deja llorar porque sienten o piensan que el bebé les controla, que les manipula. Nada más lejos de la realidad, los bebés no son capaces de manipular a sus padres, porque no son capaces de pensar en sus actos y sus consecuencias. Ellos solo piden lo que creen que necesitan.

Lo hacen porque están programados para sobrevivir, y cualquier cosa que les haga sentir en peligro, o cualquier malestar, provocará el llanto para resolver esa situación. Y ahí es cuando llegamos nosotros para calmarles, pues los efectos del llanto no son en realidad deseables.

Que si te tienes que duchar y el niño llora, pues mira, es lo que hay... sales, te secas, haces lo que puedes y le coges "ven, cariño, que ya estoy contigo". Pero si puedes estar por el bebé y le dejas llorar deliberadamente cuando podrías atenderle entonces tenemos un problema, por lo que he comentado antes: el bebé no recibe la atención que necesita y los padres se desconectan de sus llamadas de ayuda.


A los niños sí hay que dejarles llorar




Lo habitual en nuestra sociedad, al menos hasta hace poco, es que se diga que a los bebés hay que dejarles llorar y que a los niños más mayores no se les deje llorar. Esta cambio se realiza en base al raciocinio de los niños: cuando ya consideramos que son capaces de pensar, hablar, manipular, hacer y deshacer, entonces su llanto nos molesta, porque consideramos que ya son lo suficientemente mayores como para no llorar demasiado. Digamos que sería algo así como "llora de pequeño para crecer rápido y no llorar después", como si el cerebro fuera un músculo que hay que entrenar para moldear rápido el carácter y que sea una persona autónoma, independiente y lo suficientemente madura como para aprender cuanto antes que la vida es dura y que los que soportan cualquier cosa son los que saldrán victoriosos.

El problema es que los niños no funcionan así. Necesitan mucho más para llegar a ser quienes esperamos que sean y por eso no tiene sentido y es contraproducente abusar del "deja de llorar", "venga, que no te has hecho nada", "va, hombre, no te quejes tanto" o los "como sigas llorando te castigo", "si sigues quejándote no te lo compro" y el "no ha sido para tanto".






Son frases, todas, que tratan de aplacar el llanto cuanto antes, los quejidos. Nos molesta que un niño que ya sabe hablar llore, porque sentimos que es débil en comparación con otros niños, o débil en comparación con el niño que creemos que es, o debería ser. "No llores", le decimos de uno u otro modo. No llores, sé fuerte, no demuestres debilidad, no muestres fisuras, endurécete, haz de tu corazón piedra, deja de lamer las cicatrices y conviértete en una persona recta, rígida, valiente e impenetrable.

                                        

Pero ser así, tener ese carácter, no es algo que los niños tengan que hacer de pequeños. Una persona se transforma en eso (o no) con el paso del tiempo. Y son muy pocos los que lo consiguen de verdad. De hecho, probablemente ni siquiera sea positivo que alguien se convierta en un ser tan rocoso, porque llegar a ese extremo puede perjudicar en otras facetas de la vida: ¿Dónde queda el equilibrio? ¿Dónde el amor, el cariño, el romanticismo? ¿Dónde la empatía? ¿No puede pasar que una persona tan fuerte acabe por no entender el sufrimiento de los demás?

Son pocos, como digo, los que llegan a eso, porque la mayoría solo lo figuran. Actúan. Disimulan. Hacen creer a los demás que lo son, pero por dentro están llenos de miedos e inseguridades, llenos de dolor y llenos de ansiedad reprimida, de cicatrices mal curadas. Una personalidad creada con naipes. Un gran castillo de naipes recubierto de piedra, que es lo que se ve desde fuera. Una carcasa dura, difícil de franquear, en la que las personas se escudan para mantener su frágil existencia en equilibrio. ¿Y qué pasa cuando eres así y te encuentras con una persona sin tales inseguridades, de esas capaces de captar los miedos y la oscuridad de tu ser sólo con mirarte? Que te pone en jaque, te pone nervioso y que, si le dejas, si le permites hablar, si le permites quererte, si le dejas acercarse, puede llegar a abrir esa dura carcasa. Algo que en realidad deseas que pase con todo tu alma, pero que temes con todo tu ser.

Pero ojo, puede hacerlo alguien que te ame o alguien que te quiera destruir. Cualquiera de las dos. Porque si alguien que te odia logra romper tu primera barrera todo saldrá a la luz, tu verdadero y pequeñito yo, ese que se tambalea y corre riesgo de acabar seriamente herido porque desde siempre, desde que eras pequeño, alguien te dijo que no podías llorar, que no podías quejarte, que debías sufrir en silencio, que tú solo debías lidiar con tus miedos, tus inseguridades, tus complejos y tus dudas.

                        Istock 000038625138 Small




jueves, 10 de marzo de 2016



     POR QUE LOS NIÑOS NECESITAN UNA RUTINA.


                                         



Una de las funciones fundamentales que tienes como madre, además de alimentar y dar amor a tu hijo, es la de establecer una rutina apropiada en el día a día. Rutina quiere decir determinar una serie de normas, de derechos, de obligaciones, de formas de hacer las cosas, y sobre todo, marcar un horario para que tu niño sepa qué puede o tiene que hacer en cada momento del día. No es suficiente con definir todo esto, sino que hay que cumplirlo siempre para que tu hijo se acostumbre desde pequeño y lo convierta en hábito. Además, también debes vigilar que lo haga bien.





Cumplir diariamente con la rutina y supervisar que se lleve a cabo correctamente es una tarea ardua e ingrata, pero es vital que lo hagas, ya que si lo acostumbras desde pequeño, evitarás la típica lucha de fuerzas entre padres e hijos adolescentes. Algunas madres creen que a los niños más pequeños no se les puede pedir casi nada. Es un error, los niños desde edad muy temprana están capacitados para entender qué tienen que hacer y por qué. Su naturaleza es contradecirte e intentar sobrepasar los límites que les marques y tu cometido es no permitírselo.

Simplemente tienes que ir adecuando la rutina y, principalmente, las obligaciones de acuerdo con su edad. Hasta los tres meses de vida deberás de tratar que coja el hábito de dormir por la noche y acostumbrarlo a un horario de comida. Así, evitarás noches de llantos en vela. Durante los primeros años, tu pequeño será una esponja, estará muy receptivo y será una época en la que tendrá una gran evolución en su desarrollo.

Es muy importante lo que aprenda entonces, ya que cuanto mayor sea, más difícil te resultará acostumbrarlo a las normas. Además, es una etapa en la que aprenden por repetición y su aprendizaje es más duradero. Eso sí, tienes que marcarles las rutinas y deberes con amor, haciendo que sea algo divertido. Procura que no haya enfado y sufrimiento por su parte al hacer sus tareas. Aunque a veces se resista, tu hijo necesita las rutinas, ya que tienen efectos positivos en su desarrollo.


Les da seguridad y tranquilidad....

Para tu bebé es crucial el descanso, necesita dormir muchas horas durante la noche y pequeños descansos durante el día. Si no lo acostumbras a dormir, estará cansado, molesto y no parará de llorar. Con algunos bebés resulta problemática la hora del sueño, pero debes de esmerarte en que tome ese hábito para su bienestar y el tuyo también. Igual de importante es respetar los horarios de comida: no es aconsejable darle el pecho o el biberón a demanda. Saber cuándo se duerme, cuándo se come y cuándo se juega le ayuda a sentirse seguro.


               



Si tu niño ya tiene unos años, también son fundamentales las rutinas en el horario de las comidas y del sueño. No saber nunca cuándo se come, se estudia o se juega produce inquietud. Por el contrario, si estableces un horario para cada cosa tu hijo se sentirá seguro y fomentarás su autoconfianza, ya que percibirá que tiene el control de la situación al saber lo que tiene que hacer en cada momento, cómo y cuándo.


         



Les da sentido de la responsabilidad y del orden...

Tu hijo debe de acostumbrarse a tareas sencillas. Por ejemplo, si esparce los juguetes por el suelo, cuando acabe de jugar, tendrá que recogerlos; debe saber que cuando acabe de comer, debe llevar el plato a la cocina, o cuando se quite la ropa de la calle, tiene que echarla en el cesto de la ropa sucia. Son tareas fáciles que harán que se vaya haciendo responsable de lo que le corresponde. Valorará que las cosas no se hacen solas, no se limpian solas, que si deja algo sin hacer, otra persona tendrá que hacer lo suyo y lo de él.

Los niños que crecen sin una rutina diaria o sin límites están constantemente buscando y probando hasta donde pueden llegar especialmente si están haciendo algo que les gusta, por ejemplo, si están viendo televisión, jugando Nintendo o jugando afuera. También se resisten a asumir sus responsabilidades como recoger sus juguetes, hacer las tareas, etc.



¿Cuándo tendríamos que empezar con la rutina diaria y los límites? Cuando los niños son pequeñitos.

La rutina diaria se va estableciendo a los pocos días de nacer el niño y es a través de la rutina diaria que nuestros bebés entran en contacto con cierto orden. Más adelante, poco a poco, se van introduciendo algunos límites.

La rutina diaria al principio es muy sencilla púes sigue las necesidades físicas de la criatura: se la alimenta seis o siete veces durante las 24 horas, o sea cada tres o cuatro horas. El amamantar o darles el  biberón toma aproximadamente una hora con el cambio de pañal. Poco a poco, el bebé y su madre van desarrollando un patrón de horario de comidas.

Lo único extraño en estos primeros días es el baño diario, que es una costumbre de nuestra cultura. No todas las culturas acostumbran a bañar a su bebés diariamente. Es importante que el baño se haga a la misma hora todos los días para que forme parte de la rutina diaria. Algunas familias prefieren bañar a sus bebes al medio día, mientras que en otras familias prefieren hacerlo antes de su última comida del día del bebé.

¿Porqué es importante la rutina diaria? Porqué el bebé va interiorizando el orden de la rutina, y la repetición y la constancia del horario le van dando cierta seguridad frente a la incertidumbre de la vida.

Procedan poco a poco, escojan la parte del día que más les preocupa. Escuchen a sus hijos, busquen sus opiniones y su cooperación, hágalos participes de las decisiones acerca la rutina diaria y los límites y tendrán su cooperación y compromiso. ¡NO ES DIFÍCIL! Y SUS HIJOS SE LO AGRADECERÁN.

martes, 8 de marzo de 2016




    DUDAS Y RESPUESTAS DESPUÉS DE DAR A LUZ.....


Tras dar a luz, el organismo experimenta un torbellino de cambios. La matrona informa en la preparación al parto acerca de la temida cuarentena, pero hasta que llega el momento no surgen esas dudas íntimas del día a día. 

                        ¿Cómo sé que los loquios son normales?




¿Cómo sé que los loquios son normales? Los primeros días las secreciones son de color rojo intenso y es normal expulsar algún coágulo. Después adquieren un tono marrón y, a la semana, se vuelven amarillas o blanquecinas.

Es importante observar la cantidad, color y olor. Si el sangrado es demasiado abundante, se torna de repente rojo intenso o desprende un olor fuerte, conviene acudir al médico. Podría ser una señal de infección en la herida placentaria o en la incisión de la cesárea.

¿Puedo utilizar tampones?

Durante la cuarentena es mejor evitarlos para prevenir infecciones. Se aconseja emplear compresas de algodón y cambiarlas a menudo.

                                          

¿Cuántos días voy a seguir sangrando?

Tras el parto siempre se sangra, incluso cuando ha habido cesárea. Las secreciones hemorrágicas (loquios) ayudan a vaciar y limpiar el útero y la vagina. Duran de 15 a 30 días y van disminuyendo de forma progresiva hasta desaparecer espontáneamente.

¿A qué se debe la tristeza..

  • Muchas mamás experimentan un cierto estado depresivo tras el parto, que desaparece espontáneamente unos días después. Aunque los síntomas varían de una mujer a otra, la mayoría se sienten confusas e incapaces de cuidar al bebé y hacer las tareas de la casa.
    Los reajustes hormonales y la preocupación por el niño son razones suficientes para pasar por este estado de tristeza. También influyen el cansancio por el parto, la falta de sueño y, a veces, las presiones de la familia.
    Hablar y expresar las emociones suele ayudar.

Desde el parto sufro estreñimiento, ¿qué puedo tomar?


Tras el nacimiento del bebé, los músculos intestinales se quedan más relajados y dilatados y su presión en el abdomen es menor de lo habitual. Además, en estos días la mujer lleva una vida más sedentaria y se mueve menos.

También puede influir el miedo a que se suelten los puntos o a hacerse daño (un temor totalmente infundado). Se aconseja seguir una dieta rica en frutas, verduras y fibra y beber muchos zumos y agua. Un buen remedio es comer un kiwi en ayunas.

Si estas medidas resultan insuficientes, el ginecólogo puede recetar algún laxante suave que no interfiera en la lactancia.

¿Existe algún remedio para las hemorroides?

Son comunes tras dar a luz, a consecuencia de la presión a la que están sometidas las venas de la pelvis durante el parto. Si se ha practicado una episiotomía, no conviene aplicar pomadas para este problema mientras los puntos no hayan cicatrizado; en caso de cesárea, sí pueden usarse. El malestar se puede reducir con baños de asiento con agua fría o aplicando en la zona hielo envuelto en un paño.



                                                 

¿Se soltarán los puntos al ir al baño?


No es frecuente que la herida se abra, ni siquiera por hacer esfuerzos en el baño. Y si ocurre, suele deberse a una infección. Para prevenirlas es importante extremar la higiene.

Es normal que duela la episiotomía dos semanas después de dar a luz?


Este pequeño corte que se realiza durante el expulsivo para facilitarla salida del bebé puede causar algunas molestias hasta que cicatrice.

Es importante mantener los puntos limpios y secos para favorecer la curación y prevenir infecciones. Conviene lavar la herida dos o tresveces al día con agua y jabón.

En contra de las creencias populares, no es aconsejable sentarse sobre un flotador, pues los puntos podrían abrirse. Lo más adecuado es hacerlo sobre las nalgas, ya que estas hacen de cojín. Si el dolor persiste y es intenso, es aconsejable acudir al ginecólogo para descartar una infección, una inflamación o un hematoma originado durante el parto.

¿Por qué tengo la cicatriz de la cesárea adormilada?


La incisión de la cesarea afecta a varios músculos. Por eso, la zona de la cicatriz se queda como dormida durante uno o dos meses, hasta que los puntos cicatrizan del todo y se regeneran las terminaciones nerviosas.

                 

Por qué estoy tan cansada tras un parto fácil?


Las causas son muy variadas: anemia o simplemente pérdida de sangre en el parto, los cambios hormonales, el cansancio físico que produce el esfuerzo de traer al mundo un niño y, sobre todo, el cuidado del bebé. Mientras se repone del parto, la madre debe ocuparse de su hijo y de su alimentación durante las 24 horas del día.

No descansa lo suficiente y, además, tiene que atender a las visitas. La ayuda del padre y la comprensión de los amigos y familiares (es mejor que esperen unas semanas para conocer al bebé) es esencial en la recuperación de la mujer.


¿Está contraindicado el baño?


Cuando el parto ha transcurrido con normalidad, la mujer puede ducharse a las 8 ó 10 horas de haber dado a luz, siempre y cuando se encuentre con fuerzas, haya recuperado totalmente la movilidad y no se maree. La ducha debe ser rápida, y después hay que secar bien la zona de la episiotomía con una toalla suave, dando ligeros golpecitos de delante atrás. También se puede emplear un secador de pelo (con aire templado).

Durante la cuarentena es preferible evitar el baño (incluso si se ha dado a luz mediante cesárea) porque al sumergirse en el agua pueden entrar bacterias en la vagina, lo que aumenta el riesgo de infección.

¿Es normal que me duelan los senos?


Los primeros días las molestias pueden deberse a la subida de la leche y, después, a un incorrecto vaciado de las mamas. Hay que dar el pecho a demanda y al principio al menos diez veces al día. Las tomas muy espaciadas pueden provocar que el pecho se cargue y duela.

¿Puedo amamantar aunque sufra mastitis?

No solo se puede, sino que conviene hacerlo lo más a menudo posible, para que la producción de leche se regularice. Además, al vaciar el pecho, se alivia el malestar. Si hay fiebre, el médico puede recetar un medicamento compatible con la lactancia.

Cómo se tratan las grietas en los pezones?


Las grietas suelen aparecer porque el bebé coge solo la punta del pezón y no toda la areola. Se curan corrigiendo la postura y manteniendo los pezones limpios y secos.

Las pomadas antigrietas no solucionan el problema.


            


Mi bebé rechaza el pecho, ¿qué puedo hacer?

Al niño le afectan muchos factores: un cambio de colonia, de crema e incluso el estrés materno. También pueden confundirle los chupetes (con ellos chupa, no succiona) y los biberones que complementan las tomas cuando la madrepiensa erróneamente que su leche no le alimenta lo suficiente. Hasta que no esté instaurada la lactancia, es mejor prescindir de ellos.

¿Tardaré mucho tiempo en recuperar la figura?


En el parto se pierden unos seis kilos y en las primeras semanas, a medida que el útero vuelve a su tamaño habitual, otros dos o tres kilos más.

Después, la prioridad es reponerse, por lo que hay que ser paciente y darse un plazo para recuperar la línea. Durante la lactancia no es aconsejable seguir ningún régimen, pero se puede llevar una dieta equilibrada, baja en grasas, a base de carnes y pescados a la plancha, frutas y verduras.

Además, la lactancia actúa como gimnasia pasiva, ya que el niño consume unas 500 calorías diarias. A las seis semanas, se pueden hacer abdominales, siempre que el periné esté fortalecido, y, a los dos meses, practicar deporte sin cansarse mucho.

¿Es lógico sentir molestias durante el coito pasada la cuarentena?


Después del parto se produce un descenso importante del nivel de estrógenos (que han aumentado constantemente a lo largo del embarazo), lo que disminuye la lubricación vaginal y puede entorpecer las relaciones sexuales (la sequedad vaginal suele remitir con el retorno de la menstruación).

Cuando la episiotomía ha sido muy grande, el coito puede resultar doloroso al principio. También influye el factor psicológico (el miedo de la mujer a que la penetración pueda hacerle daño). Conviene reanudar las relaciones con cuidado, compartir los temores con la pareja y, si el dolor persiste, acudir al ginecólogo para descartar posibles problemas.